marți, 20 septembrie 2011

Nissan 370 Z



Nissan no se ha andado por las ramas con su 370 z, la evolución del anterior 350. Querían ofrecer a sus clientes un coche deportivo y aquí lo tenemos. Un coupé (aunque también está disponible con carrocería roadster descapotable) con carácter, incluso rudo de reacciones próximas a las de un coche de competición y concebido para disfrutar al volante. Conviene tener muy claro cuál es su planteamiento, para evitar decepciones. Si buscamos un coupé menos exigente, más aburguesado, existen excelentes opciones en el mercado, igualmente de estética muy atractiva y magníficas prestaciones, aunque quizá sin la fascinación que puede llegar a producir este Z. Es uno de esos coches que elige él a sus clientes, más que a la inversa. Teniendo todas estas consideraciones en cuenta, se antoja como una excelente opción de compra. No hay ningún deportivo más barato, con el rendimiento y dinamismo que ofrece este Nissan.
Para empezar, el Z hace lo que debe hacer todo buen deportivo: no pasar desapercibido. Su carrocería coupé es espectacular, de altura reducida, con un capó largo bajo el que se esconde su motor V6 y una zaga compacta. Tiene un aspecto musculoso, imponente e incluso algo intimidador, que deja bien a las claras que está en la carretera para imponer su ley. Recuerda claramente a los GT de competición y sus atractivos no tienen nada que envidiar a los de modelos de otras marcas de mayor abolengo en este segmento.
Fiel a esta concepción deportiva, su habitáculo es de sólo dos plazas. Entrar y salir de este tipo de coche requiere cierto esfuerzo, porque sus asientos están muy cerca del suelo. Pero una vez en su interior el espacio es correcto para tratarse de un coche de este estilo, lo que no quiere decir que sea sobrado. La anchura para los dos ocupantes es suficiente pero no sobrada y la distancia libre al techo también, sólo los conductores muy altos pueden sentir cierto agobio en este sentido. Detrás de los dos asientos hay un pequeño hueco para llevar pequeños objetos, como un maletín o la chaqueta, mientras conducimos. Lo que resulta pésima es la visibilidad posterior; los montantes traseros son muy anchos y la luneta trasera pequeña, así que tanto al mirar por el retrovisor como hacia atrás directamente al maniobrar se presentan muchas dificultades.





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